miércoles, 11 de mayo de 2011

«Seve ponía el alma en todo»

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ADIÓS A UNA LEYENDA


Jugadores que compartieron distintas etapas con Ballesteros 
evocan su magnetismo

El impacto de la muerte de Severiano Ballesteros retumba todavía 
en el deporte mundial. 
Su funeral en la iglesia de San Pedro se convertirá el miércoles 
en todo un acontecimiento en Pedreña. 
Jugadores que compartieron distintas etapas con el artista cántabro 
explican para La Voz su magnetismo.



José Antonio Salgado
«Ya de chaval, el golf lo era todo para él»
El golfista coruñés José Antonio Salgado, casi de la misma edad 
que el pequeño de los Ballesteros, compartió muchos viajes 
con los hermanos Baldomero, Vicente, Manolo y Severiano, 
que ya irradiaba algo en sus primeros años como profesional. 
«Se veía que sería un grande, que iba a triunfar. 
Ya de chaval, el golf lo era todo para él. 
Él era especial por su variedad de golpes, por su carisma. 
Si compartías partida con él, había mucho público, 
y así es más bonito jugar. Poco antes de caer enfermo, 
me comentaba que se sentía mejor que cuando tenía 24 años. 
Es muy duro, pero siempre nos quedará todo lo que hizo»
explica Salgado.

Manuel Piñero
«Exigía a todos que diesen el máximo, como él»
Por todo el mundo, Manuel Piñero vivió el magnetismo de Seve 
ya como adulto. Con el genio de Pedreña compartió el Mundial de 1976 
y la Ryder de 1985. 
«Por su juego, transmitía su emoción al público, que se unía a él 
como si jugaran también. No se guardaba nada, 
expresaba todas las emociones. Ponía el alma en todo lo que hacía, 
y conseguía golpes que otros ni imaginaban. 
Tenía la técnica y la potencia para hacerlos, lo tenía todo»,
resume el extremeño. 
A su lado, Piñero sentía el peso de acompañar a un mito. 
«Jugar con él era bonito, emocionante y también una gran responsabilidad,
porque todas las miradas iban a su partido. 
Necesitabas estar a tu mejor nivel para no quedar en evidencia»
explica al tiempo que elogia su rol como pareja: 
«Era muy bueno como compañero. 
Tenía carácter fuerte, no arisco, y exigía al cadi y a todos 
que diesen el máximo, como él. Así llegó a lo más alto, 
con ese nivel de exigencia». 
Piñero destaca el efecto de Seve en toda una generación 
y en el futuro del golf. 
«Fue la persona fundamental para hacer lo que hoy es en Europa. 
Aquí teníamos un complejo respecto a los americanos»
Por su influencia, lo compara con figuras como Cassius Clay en el boxeo,
Michael Jordan en el baloncesto... 
«Son nombres que no se pierden con el tiempo, 
y Severiano entra en esa élite. 
Ya dentro del golf, comparte singularidad con otros que marcaron épocas,
que para mí serían Bobby Jones en los años 20 y 30, Ben Hogan en los 50 
y quizás Arnold Palmer en los 60. Ballesteros cambió los 70 y 80. 
Otros ganaron más, pero no tuvieron su impacto», diferencia.

Sergio Gómez
«Sustituyó a Nicklaus por un Olazábal de 16 años 
y desde entonces fue como su hermano mayor». 
Sergio Gómez ha sido, desde que era un niño, 
la sombra de Chema Olazábal, el artista al que Ballesteros 
trasladó todas sus enseñanzas, el compañero con el que mejor conectó. 
El agente del golfista de Fuenterrabía explica como se conoció 
la pareja europea más legendaria de la historia de la Ryder Cup. 
«Severiano me preguntaba siempre por ese chaval que tenéis allí. 
En el año 1982, de forma paralela al Mundial de fútbol, 
ideó una exhibición en Pedreña junto a Jack Nicklaus, 
que al final canceló su viaje. 
Seve mantuvo el evento y sustituyó a Nicklaus por un Olazábal de 16 años 
y desde entonces fue como su hermano mayor. Le impactó. 
Crearon una química única, y jamás hubo una mala mirada entre ambos. 
Ahora explico a Jose Mari que el mundo se le había quedado pequeño 
por lo inmenso que era como ser humano y deportista»
añade Sergio Gómez. 
«En los años 70, todo se basaba en coger calles, entrar en green 
y hacer pocos putts, pero su imaginación desorbitada inventó 
golpes imposibles que no existían», indica la mano derecha de Olazábal, 
que recuerda el papel de Seve para reinventar la Ryder Cup, 
para llenar de fe el vestuario del Viejo Continente 
y para relanzar el circuito europeo. 
«Y todo lo hizo por amor al juego. Porque cuando empezó 
aquí no había casi dinero para premios».

José Luis Adarraga
«Fue muy cariñoso conmigo». Ya casi retirado, Ballesteros animó 
a los chavales que crecieron con sus gestas como referentes. 
«Yo tenía un vídeo de sus grandes momentos, que vi mil veces. 
Como amateur, terminé decimosexto en el Open de Madrid 
y lo pude conocer. Cuando le dijeron que fui el mejor aficionado 
me felicitó como un trámite, luego me preguntó el puesto y, al saberlo, 
se sorprendió todavía más y fue muy cariñoso conmigo»
explica José Luis Adarraga, que luego participó en el programa de televisión
 El Legado, apadrinado por Ballesteros, quien le escribió animándole.



Paulo Alonso



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Seve único e irrepetible!!!

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Severiano Ballesteros









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martes, 10 de mayo de 2011

El artista que relanzó el golf

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El hijo del jardinero en Pedreña, el mejor golfista español de todos los tiempos, 
el artista que revitalizó el juego en Europa con cinco grandes, 
Severiano Ballesteros, falleció ayer a los 54 años. 
En la puerta de su casa de Cantabria, su hermano Baldomero anunció su muerte 
a las 02.10, como «consecuencia de una insuficiencia respiratoria», 
tras dos años y medio peleando con el cáncer. Su legado abarca todas las aristas 
del golf.

La historia de Severiano Ballesteros es la de un imposible. 
Triunfó en un juego apenas conocido por una minoría en su tierra cuando empezó. 
Su talento germinó en el erial de la España franquista. 
Amó tanto el golf que se inició de forma casi clandestina. 
Se colaba por las noches para jugar a la luz de la luna en el campo de Pedreña, 
donde trabajaba su padre. 
A los 8 años, su hermano Manuel le regaló su primer hierro 3, con el que entrenaba 
golpes en la playa. Al año siguiente, empezó a trabajar como cadi, 
a cambio de 40 pesetas, en el club del pueblo, donde no pudo jugar hasta que cumplió los 13.

Aquellas 200.000 pesetas

Su tío, Ramón Sota, fue el primer golfista español de fama internacional, en los 60. 
Pero fue el cardiólogo madrileño César Campuzano el que ejerció de mecenas de Severiano, 
al prestarle 200.000 pesetas para viajar a varios torneos al tiempo que se hacía mayor de edad.
Así empezó el primer deportista español que conquistó el mundo entero.

Era un mago y un ganador. Traspasó fronteras. Inventó golpes imposibles, de rodillas, 
de espaldas, a ciegas... 
Cautivó por su carisma e imaginación y avivó un deporte por momentos encorsetado. 
Su aura está a la altura de Arnold Palmer para la afición norteamericana.

Su talento le convirtió en precoz. Profesional desde los 16 años, ganó su primer título 
del circuito europeo a los 19. A esa edad, se le escapó el Britishde 1976 en Royal Birkdale 
ante Johnny Miller, que regaló una frase cuyo valor descubrió después: 
«Para Seve ha sido mejor quedar segundo que primero». 
El genio de Pedreña comprendió luego que no habría podido asimilar la presión de levantar 
tan joven la jarra de clarete.

Volvió y venció en 1979, en Royal Lytham. El norteamericano Ben Crenshaw, 
doble campeón del Masters, sentenció: 
«Seve consigue golpes que yo ni siquiera veo en sueños». 
La leyenda había comenzado. 
La primavera siguiente fue ungido como líder del Viejo Continente.

Con 23 años logró una victoria simbólica en el Masters de 1980. 
Fue el más joven vencedor en Augusta -hasta que llegó Tiger Woods- y el primer europeo. 
Su triunfo demostró que se podía ganar a los norteamericanos en su casa. 
Abrió el esplendor del Viejo Continente, que prolongaron Sandy Lyle, Nick Faldo, 
Chema Olazábal, Bernhard Langer e Ian Woosnam vistiéndose la chaqueta verde.

Dos títulos pendientes

En Augusta repitió triunfo en 1983. 
«El Masters me debe dos títulos más, pero será difícil cobrarlos», 
resumió en una entrevista en La Voz hace seis años.

Su idilio con el Open Británico fue todavía mayor. 
La afición lo idolatró en el Reino Unido, donde el golf gozaba de una popularidad 
a años luz de la que tenía en España. 
Ganó su segundo título en 1984, en Saint Andrews, la cuna del golf, 
donde gritó su popular «la metí, la metí» tras embocar el puttdecisivo en el hoyo 18.

Hubo un tercer título del British, en 1988 en Royal Lytham. 
Con 31 años, inventó un camino imposible hacia el hoyo 16, pegando un golpe 
desde un aparcamiento provisional para conseguir un birdie.

Su juego natural, intuitivo, y su precocidad se cobraron un gran peaje. 
Las molestias de espalda acortaron su carrera. Tras su triunfo del Open de España 
de 1995, con 38 años, comenzó su ocaso. 
Ya nunca fue el mismo, aunque se resistió a retirarse hasta el 2007. 
En total, sumó 54 títulos en el circuito europeo, más de 90 por todo el planeta 
y cinco Mundiales match play, ganó seis veces la Orden de Mérito europea 
y entró en el Salón de la Fama. «Inventaba golpes. 
No se encuentran muchos pegadores fuertes como él, con tal imaginación y toque», 
destacó entonces Jack Nicklaus.

Tocó la Ryder con su varita

Su impronta también cambió para siempre la Ryder Cup, que languidecía 
por la monótona superioridad de Estados Unidos sobre el Reino Unido. 
Junto a otros, impulsó la apertura del equipo al resto de Europa en 1979. 
Inolvidable pareja de Chema Olazábal, también logró que Europa jugase 
como local por primera vez lejos de las islas Británicas. 
En 1997, capitaneó el triunfo del Viejo Continente en Valderrama. 
En total, ganó cuatro veces el trofeo, hoy convertido ya en el mayor acontecimiento 
del golf mundial.




Paulo Alonso
 
REDACCIÓN / LA VOZ
 
8/5/2011





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